The.Wire.Bajo.Escucha.3x06.DVD.DVB.XViD.MP3.2005.ES

The Wire/ Bajo Escucha

Creador: David Simon /

Intérpretes: Dominic West, Wendell Pierce, Lance Reddick, Sonja Sohn, Robert Wisdom, Idris Elba, Clarke Peters, Michael K. Williams, Deirdre Lovejoy, Wood Harris, Aidan Gillen, Andre Royo, Seth Gilliam, Domenick Lombardozzi, Frankie Faison, John Doman, Delaney Williams, Jim True-Frostà



La tercera temporada de la mejor serie de televisi≤n que he visto nunca (sø, Carnivαle y Twin Peaks ya se han visto rebasadas en mi top personal) se sit˙a a una altura similar a la de las dos anteriores seasons. No en vano, uno de sus mejores valores consiste en lo homogéneo de un producto que parece haber sido escrito como una gran novela por entregas, de tal manera que cada capøtulo (ninguno -y digo ninguno- tiene desperdicio) es una pieza mβs de un enorme rompecabezas que poco a poco va siendo construido para constituirse en una visi≤n equilibrada tanto del trabajo policial como de los entresijos de los intereses poløticos y la problemβtica de la criminalidad y el trβfico de drogas en los bajos fondos. Asø, mirando a ese equipo de polis a contracorriente que hace de la escucha y la investigaci≤n meticulosa su modus operandi mβs eficaz y, también, con un ojo puesto en los juegos de poder de los altos cargos, The Wire: Bajo escucha se distingue de la competencia por no renunciar a trazar una radiograføa de los traficantes y los consumidores, del negocio de la droga, de las devastadoras consecuencias sociales que ejerce el dictado del dinero fβcil a partir de la venta a pie de calleà y de aquellos que, en puestos de responsabilidad, son incapaces de curar una herida que nunca cicatriza. No es una serie policial al uso que se limite a este género en exclusiva, sino un drama (social, poløtico) que es consciente de la complejidad del tema y presta atenci≤n a los diversos puntos de vista sin recurrir al arquetipo ni a la definici≤n maniquea.



En esta tercera temporada, la drogadicci≤n es encauzada hacia una zona de libre trβnsito y comercio llamada ôHamsterdamö. Vendedores y compradores son dirigidos a un espacio en el que podrβn llevar a cabo sus intercambios con el entero consentimiento de la policøa. Para limpiar las esquinas y reducir el n˙mero de crømenes en la ciudad se crea un ghetto, concentrando allø esta lacra. La situaci≤n, como era de esperar, explota tras convertirse en un caldo de cultivo que degenera en un infierno cada vez peor. Escβndalo p˙blico.



Por otro lado, Avon Barksdale sale de la cβrcel en libertad condicional y, al regresar, encuentra que todo ha cambiado. Su segundo de abordo y hombre de confianza, Stringer Bell, se ha desmarcado de las guerras callejeras y oculta sus negocios turbios con un velo de legalidad. Hombre inteligente y hβbil, estβ convencido de que el camino a seguir es otro, que es necesario invertir y permanecer a la expectativa. Su método choca frontalmente con los deseos de Barksdale, un guerrero urbano, un duro que no entiende los nuevos tiempos. Este enfrentamiento, afilado como una navaja de afeitar y con McNulty como tocapelotas de fondo, es uno de los grandes atractivos de estos capøtulos; fundamentalmente, en una recta final de temporada brutal y sorprendente, es decir, propia de una serie de la HBO que no ha de rendir cuentas a las preferencias de los telespectadores.